Capitulo 3: La carta.
Se encontraba allí, la puerta de mi casa, la que hacia tanto
que no veía, entramos como si fuera la primera vez, que la viéramos, como si
fuera la primera vez que la habitábamos, con tanto deseos, de volver a dormir
en mi cama, de poder volver a estar, con mis amigos, de poder volver a estar
divertida. Esa noche se quedaron a dormir, mis abuelos, y mis tíos, por mala
suerte, era finde semana, y aun no debía ir a la escuela, pero por suerte se
iba a quedar mi prima Ludmila. Luego de comer le pedí que subiéramos las
escaleras así le contaba mis experiencias en las vacaciones. Nos sentamos en la
cama, como hacíamos de pequeñas, y le conté
lo del muchacho de ojos celestes, que se llamaba Jhonnatan, ella escuchaba atentamente,
como si por alguna razón del destino fuera a decirme que lo conocía, pero no,
no dijo nada, luego de haberle contado, Ludmila me contó sobre su historia de
amor, con un chico que se llamaba Emanuel, antes de que me fuera de vacaciones me había dicho que le gustaba aquel chico. Entonces me contó que un día tubo un
15, y se hallaba bailando con su amiga
Victoria cuando este chico se le acerco a mi prima, y le pidió para bailar, y se fueron
acercando cada vez mas hasta que se dieron el beso, me contaba las cosas con tanta emoción como
si fuera si primer beso, o como si estuviera enamora, mientras me contaba me
llevo a pensar, en mi primer beso,
cuando era mas chica, mientras estaba sentada en una de las sillas casi en orilla del mar, y paso un chiquilín,
y vino corriendo hacia mi para pedirme si le daba un beso, y yo por mi inocencia
se lo di, pero tuve que salir rápido de ese recuerdo ya que mi prima me
pregunto algo como tres veces y yo no le había contestado como si la estuviera
evitando, luego de eso nos recostamos las dos en la cama, cada una pensando en
un chico, mientras la luz de la luna entraba por la ventana, y se hacia testigo
de nuestros pensamientos.
Era domingo y estaba tirada en la cama mirando la televisión,
nada podía sacarla del aburrimiento, hasta que tocaron la puerta, pero nadie
iba a abrir, tuvo que bajar Luna, al
parecer no habia nadie en la casa, se sorprendió al ver que era su prima que
venia con dos amigas mas que eran conocidas también de luna, iban al mismo
colegio. Lucia, y Verónica. Se pasaron todas las horas hablando de chicos,
mirando revistas, riendo, algunas hablando por teléfonos con sus novios, pero
Luna se sentía vacía, sentía que le faltaba alguien. Se hicieron las 8, y sus
amigas ya se habían ido, entraron su madre, y Cristian, con unas bolsas, del Shopping,
mientras luna bajaba rápido para ver que si le habían traído algo, Mientras la
madre se fue a la cocina ,a cocinar, se sentía mal , hacia mucho que no recibía
noticias de su esposo, y eso la ponía mal, además la soledad la traía melancólica.
Se había echo ya muy tarde, y mañana Luna debía ir al colegio, así que sin
ganas subió a su habitación, y rezo, por que la noche no la desvelara, pero por
el reflejo de la ventana, se podía ver que mañana podía haber otra tormenta, lo
que la puso un poco triste.
La despertó un golpe suave pero a la vez intenso en la
puerta, miro el reloj y eran las 8 de la mañana, era su hermano Cristian, que
le avisaba que la madre no estaba, que se había ido a trabajar, y habían tocado
la puerta, bajo la escaleras tambaleándose ya que el sueño la traía, media
paralizada, y miro por la ventana para ver quien era, pude ver através de las
cortinas una silueta parecida a la del
balijero que le había ayudado a subir sus cosas en aquel remis cuando volvía a
su casa, abrió la puerta, pensando que quizás
se habían olvidado de algo, pero no, el balijero venia vestido de cartero, lo
cual era su segundo empleo, y le entrego una carta, pregunto por su madre, pero
al escuchar la respuesta de que no estaba le pidió, de que no abriera la carta
hasta que estuviera ella. Cerro la puerta, miro la carta y sintió una intriga
tremenda por averiguar que decía , pero espero a que llegara la madre, la madre
llego un tanto tarde, cuando ella ya se debería haber cambiado, comido y preparándose para irse , pero no aun seguía
en pijama esperando en la mesa, a su madre para contarle. Estaban los tres
familiares sentados en la silla, mirando la carta, con la intriga de saber que decía,
pero ninguno se animaba a abrirla, la
madre tomo la iniciativa, y comenzó a leerla, al parecer tenia el sello de la
marina, la carta expresaba, que se le mandaba a comunicar a la familia, que el
señor Mauro Sorsal. Padre de Luna. Habían
tenido la mala suerte de enterarse de que habia muerto, supuestamente en
una tormenta muy fuerte que hubo, el barco se habría destrozado, y hundido. Cristian,
Luna y la madre se quedaron helados mirándose los tres, mientras los ojos se
les empañaban y sentían como el dolor se apoderaba de ellos no podían creer,
como el, el padre, tan experimentado hubiese muerto, encima para peores, estaba lloviznando lo que hacia un aspecto en la familia de muchísima mas tristeza, se
pusieron los tres a llorar sobre la mesa.
Mauro Sorsal, era un hombre del, mar y había muerto en el,
desde los 20 años que había visto el primer barco, ya se había enamorado de
todas las partes de los barcos, primero trabajo como astillero aprendiendo como
construirlos, luego había viajado con otras personas aprendiendo, como navegar
los mares, sin encontrarse con sorpresas, como esquivar las trampas que le
tenia preparadas el agua, luego ya había empezado a viajar solo, y a adentrarse
cada vez mas adentro, y en viajes mas largos, hasta que conoció a la madre de
Luna, donde tuvo que dejar de viajar por un tiempo, cuando empezaba a volver a
salir de ha viajes cortos, se entero de que Luna estaba en camino, el quería ver como crecía, así que dejo de
viajar por un tiempo muy largo, cuando
su hija, y su hijo ya habían crecido y ya eran un poco mas grandes, y su madre podía
cuidar de ellos, un día se empeño a salir en busca de una misión, según le decía
el a su familia, tomo sus cosas y se adentro mar adentro.
El día de la tormenta, el se encontraba en el mar, las olas,
eran muy grandes, y el agua se agitaba como furioso, pero el no tenia miedo
sabia que la tormenta pasaría, la lluvia ya no caía, pero las olas seguían de
gran intensidad, derepente algo diviso,
y el barco comenzó a hundirse…
No hay comentarios:
Publicar un comentario